viernes, 28 de agosto de 2015

APRENDE A INTERACTUAR CON LOS DEMAS.


Hoy en día tiene mucha importancia la forma de interactuar con los demás o de relacionarse a nivel interpersonal.

Vivimos en un entorno social en el que las habilidades que poseemos para entender y comprender al otro, así como para expresar o comunicar nuestras opiniones y sentimientos, juegan un papel importantísimo a la hora de desarrollar una adecuada relación.

Conductas tan habituales como hablar con un amigo, pedir algo prestado a alguien, participar en una reunión de trabajo, decir no a un vendedor pesado o negociar un aumento de sueldo, puede crear malestar o conflicto a muchas personas.

Por ello es importante desarrollar técnicas o habilidades que nos ayuden a hacer frente a estas situaciones.

El entrenamiento asertivo permite reducir el malestar, pues nos enseña a defender y autoafirmar los propios derechos, sin agredir ni ser agredido, posibilitando también aumentar la capacidad para transmitir a otros nuestras opiniones o sentimientos de manera eficaz y sin sentirnos mal por ello.

Ser asertivo significa tener una autoestima alta, creer en nuestros derechos y así poder relacionarnos con los demás de igual a igual, sin sentirnos inferiores o superiores a ellos. La persona asertiva respeta y es respetada, y es capaz de defender sus intereses de una manera cordial.

Las personas no asertivas o pasivas no creen tener estos derechos, por ello, no defienden sus intereses u opiniones. Se muestran muy pendientes de lo que los demás piensan de ellos y, para evitar cualquier tipo de conflicto o discusión con el otro, prefieren acatar sus órdenes o decir sí a todo, aunque vaya en contra de sus convicciones u opiniones. Piensan que así lograran el cariño o la amistad del otro, cuando lo único que consiguen es que se aprovechen de ellos y les pierdan el respeto. Son personas en definitiva que no se respetan a sí mismas.

Debido a este comportamiento, van acumulando rabia y resentimiento que, con el tiempo, provocará arrebatos de agresividad. Muchos de estos individuos que explotan con violentos accesos de ira se caracterizan por una conducta de pasividad e inexpresividad, excepto en estos episodios ocasionales de cólera repentina -que injustamente, dirigen a personas pertenecientes a su familia con los que tienen más confianza-

Las personas no asertivas no deciden por si mismas, sino que los demás quieren o esperan de ellas. Esto les impide crear una identidad y, en muchas ocasiones, tienen que resignarse a depender del otro.

Se preocupan de entender al otro, pero no a si mismo. Esa es la diferencia sustancial y primordial entre una persona no asertiva y otra que actúa de una forma parecida y sin embargo lo hace con un total desprendimiento y una mayor conciencia.